La crisis infantil en la frontera México – Estados Unidos
Escrito el 23 de junio del 2014.
Yo no dejo que mis hijos viajen en autobús en Colombia, por eso le mando dinero a su mamá para que los lleve y traiga en taxi. Me parece un medio de transporte más seguro en una ciudad como Barranquilla, en donde la violencia y delincuencia no están tan altas como, por ejemplo, la Ciudad Juarez, en México. Para empezar, Luchi y Napo jamás vivirían allí, eso se los aseguró. Ni un segundo de su vida, ni una centesima. Ni sus piecitos tocarían esa tierra, y me volvería loco de angustia.
Y digo todo esto no como una reflexión alocada de un padre miedoso, sino porque sirve de preámbulo para que mis lectores entiendan la locura absuda que se vive desde hace mucho tiempo en la frontera entre México y Estados Unidos, donde miles de niños son detenidos al intentar cruzar con coyotes, y ni siquiera son acompañados por sus padres o algún familiar.
Así es, como lo leen, hay familias de Centroamérica que mandan a sus hijos solos para que crucen las fronteras, y reunirse en este lado con familiares o los mismos padres, quienes ponen en peligro la vida de los pequeños para escapar a la pobreza en sus países. Tan angustiante parece ser la situación en que estos irresponsables son capaces de preferir la muerte de sus hijos a aceptar que la vida es así y que un niño también puede vivir y desarrollarse en la pobreza que les tocó vivir.
El viernes pasado llego a Guatemala el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, para hablar sobre este problema. Washington prometió preocuparse del problema con ayuda humanitaria, pero eso es simplemente un manotazo de ahogado politico para un problema que no es para nada nuevo. Hace años que esto sucede y ningun discurso proselitista va a arreglarlo. Lo que hace falta es mas educacion, no solo una campaña para que los padres entiendan la peligrosidad que enfrentan sus hijos al ponerlos en semejante zona de peligro (muchos han muerto en el intento) sino que no vale la pena elegir entre la muerte y la pobreza porque una de las dos es permanente, la otra puede tener remedio.
Y el problema no es de Estados Unidos, sin duda. La publicidad de este viaje oficial de Biden ayuda porque crea conciencia, pero son los gobiernos de México, Guatemala, Honduras y El Salvador los que deben sentir la urgencia del problema. No vaya a ser que necesiten encontrar una fosa común con 100 niños para comenzar a actuar. Eso sería extremadamente triste.
Como padre me rompe el corazon, cada uno hace lo que puede dentro de su familia. Como periodista siento el deber de informar sobre esta crisis que me afecta tanto como profesional y como persona. Yo he visitado la frontera mexico-americana y tambien leo las noticias. Es una zona en donde la vida no vale un peso. Y por eso no me imagino, ni en mis sueños mas horrendos, poner a mis hijos en ese peligro, y mucho menos en manos de coyotes cuya moral es absolutamente corrupta.
Matarlos en el camino solo es una cuestion de dinero, pero ese crimen seguro que va a quedar impune. Pero yo estoy de acuerdo con buscar a los padres o familiares en Estados Unidos que esperan por esos niños que viajan solos y meterlos presos por un buen tiempo, asi los demas se asustan y aprenden.
Me da escalofrios hablar de este drama que se vive a diario en toda la frontera, pero lo que mas siento es impotencia porque para esta gente la vida ha llegado a tal punto que se sienten obligados a decidir entre la muerte y la pobreza. Y eligen lo primero.
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